Monologo/ Tener razón

Tener razón

 

 

(del Club de la Comedia)

Vengo a contarles lo que más placer da en el mundo.

Y no es el sexo, ni la comida, ni el dinero, ni que te rasquen la espalda… Lo que más placer da del mundo es tener razón. ¿A qué sí? ¡Ja! ¡Qué gusto da que te den la razón! Por cierto: ¿se han fijado en que siempre que tenemos razón decimos: ¡Ja!? Éste es el sonido universal de tener razón: ¡Ja!.

Por ejemplo, vas en el coche con tu mujer a casa de su madre. Y tú le dices:
– Cari, para en esta gasolinera que vas en reserva.
– No, que llegamos de sobra, y además a mi madre se le pasa la paella.
– Cari, no te pongas tonta que no llevas gasoliiiina…
-¡Desde luego tú… con tal de joder a mi madre…! ¡Te he dicho que llegamos de sobra!

¿Qué llegamos? A los diez minutos te ves caminando por el arcén, muerto de frío, con una lata vacía en la mano, pero más contento que la leche: ¡Ja! ¡Anda que el arroz se habrá quedado bueno! Que llegamos de sobra, que segamos de sobra… ¡Toma sobra!.

Y es que hasta las desgracias te duelen menos si tienes razón. Vamos, yo estoy seguro que en el Titanic hubo alguien que dijo:
– Este barco se va a hundir.
– ¡Mira chaval, este barco es un transatlántico insumergible, para que te enteres!
– ¡Pues yo te digo que se puede hundir… como se nos cruce un iceberg o cualquier cosa de ésas… nos hundimos seguro!

Y, claro, cuando naufragó el tío dijo:
– ¡Ja! ¡¿Veis como yo tenía razón?!
Y fue nadando de bote salvavidas en bote salvavidas diciendo:
– ¡Yo tenía razón, glu, glu, glu…! ¡Dejadme sitio, que yo tenía razón, glu, glu, glu!
– Pues ahógate con tu razón, …

Tener razón es más importante que cualquier otra cosa. ¡Más importante que el sexo! Estás con tu chica a punto de hacer el amor y entonces ella dice:
– Cariño, te has dejado la cisterna corriendo.
– Yo no he sido, la última has sido tú.
– ¿Yo? Pero si eres tú el que te dejas siempre todo a medias…

En ese momento tienes que elegir entre tener sexo o tener la razón. Y eliges: – ¡Pues que conste que has sido tú, porque yo llevo el condón puesto desde hace una hora! ¡Ja!
Y ese es el único gemido que vas a soltar esa noche. Pero te da igual, ese ¡ja! es como un orgasmo, te dan ganas hasta de encenderte el cigarrito.

La razón es también más importante que el dinero. A veces dices una chorrada sin pensar:
– Pues Ana Belén y Víctor Manuel son cuatro.
– ¡Pero qué dices, hombre, que son dos!
Tú sabes que la has cagado, pero ya no te bajas del burro:
– Te apuesto mil duros a que son cuatro.
¡Hala, mil duros! Sabes que vas a perder, pero da igual, nunca admitirás que son dos: – ¡Que Ana Belén y Víctor Manuel son cuatro…! Lo que pasa es que sólo cantan dos, pero son cuatro, Ana, Belén, Víctor y Manuel: cuatro.
Y te emperras tanto que te acaban dando la razón por agotamiento:
– ¡Que son cuatro!
– ¡Vale tío, son cuatro, para ti la perra gorda!

Pero aquí pasa una cosa rara. Si te dan la razón por agotamiento no da el mismo gusto:
– Oye, a mí no me des la razón como a los locos, ¿eh? ¡Son cuatro y son cuatro! Como los tres mosqueteros, ¡que también eran cuatro!

Tener razón es incluso más importante que la salud: te dice el médico:
– Tiene usted que dejar de fumar.
– ¿Y por qué voy a dejar de fumar si a mí no me afecta? ¿No me puede quitar otra cosa?
– Como siga así lo que le voy a tener que quitar es un pulmón.
– Pues vale, quítemelo, mientras no me quite los estancos…

Y cuando sales:
– ¡Que el tabaco me perjudica, ja… Este tío no tiene ni idea! Mi abuelo ha fumado toda la vida y ahí lo tienes… Muerto. ¡Pero porque lo fusilaron en el treinta y seis, ¿eh?!

Y es que no tener la razón da mucha rabia, por eso sólo damos la razón cuando no queda más remedio. Al jefe, por ejemplo. ¿Se han dado cuenta la cantidad de gilipolleces que tenemos que admitir sólo porque las dice el jefe?:
– Antonio, tenemos que mandar un e-mail a la Patagonia, así que compre sellos.
– Pero es que el e-mail va por ordenador…
– Sí, sí, pero usted póngale sellos, que es mejor asegurarse.
– Pues tiene usted razón, ahora mismo me pongo a pegarle sellos a la pantalla.

Y esa es la verdadera razón por la que todo el mundo quiere ser jefe: ¡para que le den la razón!

Pues eso, que no hay ningún placer que se pueda comparar a tener razón. Y si lo piensan, tampoco hay nada más inútil, porque tú tendrás mucha razón pero tienes que ir a por la gasolina, no echas el kiki, te quitan un pulmón… y hasta te ahogas en el Titanic. Por eso digo yo que tener razón es como tener un avión de mármol, no sirve para nada. ¿A qué sí?

¡Ah, qué gusto da que te den la razón!.

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2 respuestas a Monologo/ Tener razón

  1. Jordi dijo:

    Me podrían facilitar , que monologuista fue ? Es que me gustaría saberlo ya que me lo tengo que estudiar para el colegio y haber si lo podía encontrar por internet el video.
    Gracias.

    • Reinaastur dijo:

      Hola Jordi, realmente no se de quien es el autor de este monólogo, es del Club de la Comedia y yo lo traje de internet a mi blog, como me imagino que donde lo copié hicieron lo mismo ya que no tenía ( ni tiene) nombre del autor, solamente como referencia el ya nombrado Club. En Youtube hay videos sobre este y más monólogos, como me dices que es para tus estudios no te dare la dirección web del mismo será mejor que aprendas a buscar en Google que es donde se encuentra todo pones = Monologo » Tener razón» y ahi te saldrá letra y también video sobre el mismo, lo que no creo que salga es el autor al menos yo no lo encontre.
      Un saludo.

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